Cada vez la nutrición tiene más cabida en nuestro estilo de vida, sabemos que una buena nutrición es indispensable para el crecimiento y desarrollo de los niños; es importante no solo conocer la dieta correcta sino también ponerla en práctica adecuando las raciones para cada niño.

Para algunos, la hora de la comida es una batalla campal entre el “te lo acabas” y el “ya no quiero” y es que, muchas veces, no tomamos a consideración que quizás lo que para nosotros es adecuado, para un niño, no lo es.  Es por ello que debemos tomar en cuenta y respetar, en todo momento, la sensación de hambre y saciedad de cada niño, sin forzarlo a comer, esto evitará el caos a la hora de la comida y que exista una mejor relación con los alimentos.

Podemos utilizar “El método de la mano” como guía práctica para conocer las porciones por grupo de alimentos.

• Verduras: la ración sería equivalente a la cantidad que cabe en las dos manos juntas en forma de cuenco, ya sean crudas o cocidas.
• Cereales: La ración equivale al espacio que ocupa un puño cerrado en crudo.
• Alimentos de origen animal y las leguminosas: la ración debe ser de la medida de la palma de la mano (desde la muñeca hasta los dedos). Además, el grosor del trozo de carne y pescado, por ejemplo, debe ser aproximadamente como el grosor del dedo meñique. En el caso de las leguminosas, también puede medirse la ración como el espacio que ocupa un puño cerrado.
• Frutas: la ración equivale a la cantidad que cabe en una mano abierta en forma de cuenco.
• Quesos: en este caso, el trozo de queso debe limitarse a la ración equivalente al largo y ancho de los dedos índice y corazón juntos.
• Grasas: la ración equivale al primer tramo del dedo índice, es decir, la primera falange de este dedo.
• Azúcares: los  azúcares de adición no están recomendados a ninguna edad. Debe limitarse su consumo y si se utiliza que sea en muy pequeñas cantidades.

A veces te pedirán más, primero dales las porciones adecuadas y si después piden más, ¡se vale! Recuerda que están en crecimiento.