Una de las cosas que más he extrañado en los últimos días es visitar a mamá en casa. El otro día, abrí el álbum de fotos familiar y empecé a recordar todos los momentos en los que ella ha estado conmigo, viéndome crecer. Son incontables las risas, las lágrimas y todas las cosas que he aprendido de ella.
Recordé el día que gané el campeonato infantil de Taekwondo. Me hizo una fiesta con todos mis amigos y preparó mi postre favorito. Ese día ella estaba súper emocionada por mi logro, porque siempre iba a los entrenamientos y vio cada uno de mis aprendizajes. Cuando no había sido un buen día, me llevaba dulces y me hacía sonreír, diciéndome que lo importante no era ganar o perder, sino afrontar los retos y aprender de cada uno de ellos. Así me motivaba para intentarlo otra vez y dar mi mejor esfuerzo.
También me acordé cuando usaba la bicicleta para llevarme a la escuela, era súper divertido. Seguro gracias a eso, hoy me gusta mucho el ciclismo. Cada mañana me despertaba temprano para desayunar, porque como buena mamá, no me dejaba ir a la escuela sin haber comido algo. Además, me dejaba invitar a mis amigos a jugar a la casa después del colegio.
Mis cumpleaños son otros de esos momentos en los que ella me ha hecho sentir muy especial. Mamá siempre es la primera en felicitarme. Una vez me llevó mi regalo hasta la cama, ¡me compró la patineta que tanto quería! y, por la tarde, fuimos al parque para estrenarla. Claro que al principio tenía miedo de subirme y me caí muchas veces, pero ella siempre estuvo ahí para ayudar a levantarme y sobre todo, para decirme que si me lo proponía, llegaría patinando hasta donde quisiera.
Sin duda, el apoyo incondicional de mamá siempre nos inspira. Yo, todos los días pienso en sus consejos, porque ya sabes que las mamás tienen las palabras perfectas para cada momento. Pero, obvio que también sus regaños fueron importantes, gracias a eso, hoy soy quien soy y puedo lograr cada una de mis metas y sueños que me he propuesto.
Es verdad que este 10 de mayo será diferente, pero los abrazos y regalos vendrán después. Por ahora, me motiva saber que mamá está presente siempre, en cada palabra, en cada detalle. Es por eso que los mensajes de agradecimiento nunca deben faltar y esta es la oportunidad perfecta para decírselo de una forma distinta.