La sobreprotección es una atención excesiva de los cuidadores hacia los niños, buscando siempre solucionar sus problemas antes de que pidan ayuda.
Los cuidadores actúan por miedo, temor o desconfianza, sirviendo de contención ante el dolor, la tristeza y cualquier otro sentimiento negativo, frenando el desarrollo de su salud emocional.
¿Cómo saber si sobreproteges a tu hijo?
- Al impedir su autonomía. Por ejemplo, cuando le dices “Aquí tienes tu ropa”.
- Privando de sus responsabilidades a los niños. “No te preocupes, que mamá hablará con la profesora y lo arreglará”.
- Si justificas sus errores. Por ejemplo “Discúlpalo, tiró la cuchara porque durmió mal”.
- Cuando le asignas amistades. “Hoy invité a José para que sean amiguitos, es un buen niño”.
- Mimándolo en exceso. “Está bien, quieres el postre primero, puedes comerlo”.
- Si te preocupa mucho que vaya a sufrir cualquier desilusión o fracaso.
- Encubriendo la realidad.
¿Qué sucede si sobreproteges a tu hijo?
- Desarrollará con facilidad ciertos miedos y fobias.
- Será un niño inseguro: no sabrá tomar decisiones.
- Pasará rápidamente al enojo o tristeza.
- Presentará baja tolerancia a la frustración.
- No será capaz de gestionar sus problemas.
- Dependerá de alguien más.
- Tendrá baja autoestima.
- Mostrará una significante falta de empatía, así como conductas antisociales.
- Manifestará un alto nivel de egocentrismo.
- Podrá tener altos niveles de estrés ante ciertas situaciones.
¿Qué puedes hacer?
- Proporcione escenarios en donde pueda tomar decisiones. ( Que el niño elija la ropa que ponerse)
- Implementa en la crianza la educación emocional. Puede enfatizar en la empatía, emociones y sentimientos. (Antes de dormir puede hacer ejercicios de respiración para identificar las emociones del menor durante su día, reforzando las emociones positivas)
- Ejemplifique con las acciones del día a día la relación causa-consecuencia. (Jugar en el carro “el que pasaría si…”)
- Asigne a su rutina una tarea doméstica de acuerdo a su edad. (Podemos iniciar con poner la mesa)
- Permite que celebre sus logros. (Gritando, aplaudiendo, saludo personalizado)
- Ten presente que los niños no tienen por qué asociar el esfuerzo o reconocimiento por algo bien hecho con recompensas materiales. (Un ¡estuvo excelente! lo motivará, no le compres juguetes o dulces)
- Considera que al permitir que tu hijo experimente aburrimiento, potencia su creatividad. (Aunque disfruten de los dispositivos electrónicos y de entretenimiento, déjalo que juegue con sus juguetes).
“Uno hace más fuerte a alguien cuando lo ayuda un poco. Pero lo debilita si lo ayuda mucho”
Buda
Mtra. Ma. Selene Ortigoza Medina
Lic. en Psicología
Maestría en Pedagogía
Coordinadora de Actividades Infantiles
Sport City Puebla