El ejercicio puede llegar a ser un aliado para las personas con enfermedades como el cáncer. En serio, según la American Cancer Society, el mantenerte físicamente activo durante y después del tratamiento, tiene grandes beneficios como disminuir los efectos secundarios de la quimioterapia y radioterapia o disminuir la fatiga y el cansancio.
Si has combatido esta enfermedad o has acompañado a un ser querido en su proceso, sabes que hay momentos difíciles en los que se necesita de gran fortaleza. O en caso de que estés relacionado de manera cercana al tema o solo busques compartir información, queremos darte algunas razones por las que mantener el cuerpo en movimiento, puede hacerte sentir mejor.
Sin malestar
El ejercicio ayuda a disminuir las náuseas y el estreñimiento provocados por los medicamentos.
Lleno de energía
Mantener tu cuerpo en movimiento ayuda a mejorar la energía y a disminuir el cansancio y la fatiga.
Cuerpo en equilibrio
Otro beneficio es que se mejora la movilidad del cuerpo y su equilibrio en general.
Independencia
El ejercicio ayuda a mantener un buen índice de masa muscular y, con ello, la capacidad de realizar las actividades de la vida cotidiana sin tener que depender de otros.
Mente sana
También ayuda a mejorar el autoestima y a combatir la ansiedad, la depresión y el estrés.
En realidad, el tipo de ejercicio indicado, es el que todos debemos de hacer: aeróbico, de fuerza muscular y de flexibilidad. Los primeros pueden ser desde caminar o hacer senderismo, hasta trotar, nadar o andar en bicicleta. Para trabajar los músculos se pueden usar bandas elásticas de resistencia o hacer ejercicios de tonificación muscular con el propio peso del cuerpo, como las abdominales y sentadillas. Y para trabajar la flexibilidad, el yoga, tai-chi o los estiramientos, son lo mejor.
Para tener una rutina es importante que ésta sea supervisada por un médico y, recuerda que hacerlas en compañía de algún amigo, puede convertirlas en un momento divertido de autocuidado que disfrutarás mucho.
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