La alimentación consciente o mindfulness, consiste en comer con atención, con intención, conectar las emociones y los sentidos antes, durante y después de comer.
Es muy importante que desde pequeños desarrollemos de manera consciente estas habilidades para conectar con lo que comemos y tener una buena relación con los alimentos, de ser esto posible, podríamos prevenir muchas enfermedades relacionadas con los alimentos en la vida adulta y mejorar la calidad de vida de nuestros hijos.
Comer de forma consciente también nos puede ayudar a conocer las razones por las cuales comemos y lo elegimos para comer. A veces no solo es hambre, si no también aburrimiento, soledad, por asociación (como cuando vamos al cine, película + palomitas), porque nos sirven mucho o porque nuestro entorno lo demanda (todos comen, yo también como).
Lo que hay que saber es que hay tres estilos de ingesta: restrictivo, emocional y el comer externo.
El restrictivo se relaciona con la prohibición, todo lo que nos dicen que “no podemos o no debemos” es lo que más queremos y cuando lo comemos viene la culpa. Podemos evitar crear esa sensación de prohibición y de culpa, enseñándole a los pequeños los beneficios y efectos secundarios de los alimentos a nuestra salud.
El emocional, consiste en tratar de gestionar las emociones con los alimentos, como cuando los premiamos les damos dulces, los llevamos a sus restaurantes favoritos o damos comida que no necesariamente es saludable. Los pequeños crecerán con la idea de que las emociones pueden canalizarse en los alimentos, evitemos darles alimentos que compensen ese momento emocional.
Externo, se presenta por presencia de alimentos por olor, color, presentación etc. Por eso, es importante ofrecer una presentación apetecible, de buen color y olor para que aunque sean opciones saludables, llamen su atención y no sólo se inclinen por “pizza o hamburguesas”.
Eviten también, tener factores distractores a la hora de la comida como el celular o la televisión, el momento de la comida es un momento en donde debemos conectar nuestros sentidos con nuestros alimentos para poder disfrutar y relacionar el por qué estamos comiendo. Comer con atención nos dará herramientas de forma consciente para entender cuando es suficiente, poder disfrutar de placeres sin caer en los excesos y prohibiciones, encontrar el equilibrio entre lo rico y lo saludable y con esto conectar mejor con nuestras decisiones a la hora de comer.
L.N. Graciela Mejía
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