Al hablar de entrenamiento podríamos definir que es cualquier preparación o adiestramiento con el propósito de mejorar el rendimiento físico o intelectual, por ello durante la etapa preescolar y escolar la actividad física, ejercicio, entrenamiento y/o deporte se ha considerado parte fundamental para un adoptar un estilo de vida saludable desde edad temprana.
Practicar alguna actividad física de manera habitual trae beneficios a la salud que incluyen prevención de enfermedades cardiorrespiratorias y metabólicas, prevenir el sobrepeso y obesidad, y contribuir a la salud mental. Los niños que no son activos suelen ser personas sedentarias en una etapa adulta.
Es importante recalcar que durante la actividad física existe un incremento en los requerimientos nutricionales e hídricos en los infantes, una correcta alimentación e hidratación permitirán mantener un nivel de rendimiento, recuperación e incremento de condición óptimo durante el desarrollo de la actividad. Los niños presentan, a diferencia de los adultos, una serie de características que los hacen más vulnerables a la deshidratación, desde una mayor producción de calor hasta un umbral más alto para comenzar a sudar, por ello evitar la deshidratación es un punto fundamental que como papás debemos conocer.
La cantidad de agua corporal que pierden los niños mientras hacen deporte depende de una serie de factores, como la edad, la duración e intensidad del ejercicio, si este se realiza al aire libre o en un recinto cerrado, la estación del año en la que estemos o la temperatura y humedad del ambiente, por ello te damos algunas recomendaciones prácticas para asegurar una correcta hidratación:
Una hora antes: 90-180ml (si el peso es menor a 40kg) y 180-360 ml (si el peso es mayor a 40kg). |
Durante la actividad: 150ml/20 min (si el peso es menor a 40kg) y 250ml/20 min (si el peso es mayor a 40kg). |
Post actividad: 450-680ml por cada 0,5 kg de peso perdido. |